Por: Pam Méndez
Los invito a que conozcan más de las propiedades nutritivas de un fruto seco “las almendras”.
¿Quieres saber de dónde vienen?
Las almendras crecen en el árbol llamado “almendro”. El almendro pertenece a la familia de las Rosáceas, cuyo nombre botánico es Prunus amygdalus. Es un árbol muy rústico, que puede sobrevivir en condiciones muy complicadas. Es un frutal de zonas cálidas, por lo que resulta poco tolerante al frío, tiene características caducifolias, lo que significa que pierde todas sus hojas durante el otoño y el invierno. Alcanza alturas que pueden superar fácilmente los 4 metros y es muy tolerante a la sequía.
El almendro tiene su origen en las regiones montañosas de Asia Central. Se cultiva en España desde hace más de 2.000 años, probablemente introducido por los fenicios y posteriormente propagado por los romanos, ya que ambos lo hicieron motivo de comercio, como se ha comprobado por los restos hallados en naves hundidas. Actualmente Estados Unidos es el principal país productor de almendras, seguido de España e Italia.
¡FRUTO SECO MUY SALUDABLE!
Las almendras poseen un elevado valor nutricional por su contenido en ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico), cantidades significativas de vitamina E, fibra y Ácido fólico, son una de las fuentes no animales más ricas en Calcio. Además de ser muy energéticas ayudan a disminuir el Colesterol.
Según estudios publicados por el Departamento de Agricultura Federal de los Estados Unidos, las almendras son una fuente natural de energía y salud que contiene alrededor de 160 calorías por porción; de los cuales 6 gramos son de proteínas, 6 gramos son de carbohidratos y 14 gramos son de grasa, ¡pero la mayoría son grasas buenas!
Es precisamente el porcentaje de grasas monosaturadas, un 9 por ciento por onza de almendras, y el alto contenido de vitamina E lo que convierte a las almendras en un arma muy efectiva para prevenir las enfermedades cardiovasculares.
Y al ser una de las principales fuentes de vitamina E (alfa tocoferol) las convierte en un poderoso antioxidante recomendado para defender el cuerpo contra el daño causado por los llamados radicales libres causados por el estrés del ambiente y el envejecimiento normal del cuerpo. Así que se recomienda, una onza o alrededor de 20 almendras diarias, que es lo que equivale al 50 por ciento del consumo diario recomendado de vitamina E para disminuir el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades, entre ellas las enfermedades del corazón.
REMEDIO MÁGICO
Las almendras son un buen complemento de la dieta, las puedes comer solas como botana, en sopas de crema, con pollo, en bebidas o bien acompañando ensaladas, y ¿puedes creer que hasta como parte de remedios para los resfriados?
Sí, ¿han oído hablar de la leche vegetal? Pues precisamente ésta se obtiene de licuar las almendras peladas con agua y la mezcla blanquecina que se obtiene mejor conocida como leche vegetal o leche de almendras, se cuela y se toma a temperatura ambiente, lentamente, convirtiéndose en un poderoso eliminador de toxinas, que ayuda a tu cuerpo en caso de resfriados o gripe.
Eso sí, ni se te ocurra hervirla pues el calor destruye los valores nutritivos.
Las almendras son la alternativa natural de las famosas “aspirinas”, aunque claro sus efectos son más lentos.
La explicación radica en que contienen una buena proporción de salicilatos, sales formadas por ácido salicílico y una base que constituyen el principal agente activo de la aspirina, al que se deben los milagrosos efectos de este popular fármaco. Además, por su alto valor calórico y proteínico, las almendras ayudan a la regeneración del sistema nervioso y son un buen antiséptico intestinal, por lo que al consumirlas disminuyes el riesgo de padecer cáncer de colon.
Así como también se recomiendan a niños, mujeres embarazadas y personas con anemia, osteoporosis, diabetes, intolerancia a la lactosa, con desnutrición o enfermedades nerviosas. ¿Interesante, no?
No se olviden de comer bien, variado y de sus 20 almendras diarias, soy su amiga PAM y los espero en la próxima para seguir Tras la ciencia de la nutrición, porque la ciencia ¡también se come!
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