sábado, 17 de julio de 2010

¡Muchas vitaminas!


Por: Pamela Méndez

¡Qué tal!, como siempre espero se encuentren muy sanos y de buenas.

Las semanas anteriores hemos estado hablando de frutas, verduras y de todas las vitaminas que contienen, las cuales son sustancias que requiere el organismo para su desarrollo normal.

Pues les cuento que existen tres trastornos orgánicos relacionados con estas sustancias: La Avitaminosis, que es cuando hay carencia total de una o varias vitaminas.
Hipovitaminosis, cuando hay carencia parcial de vitaminas.

Y la Hipervitaminosis, en caso de existir exceso de una o varias vitaminas; y precisamente de ésta última es de la que vamos a hablar hoy.







¿Sabían que el exceso de vitaminas también es malo y hasta puede provocarnos enfermedades?

Pues sí, todos los excesos son malos y hasta en las cosas buenas, como el vitaminarnos; claro, si lo haces de manera exagerada, pero no, no, ¡no piensen que ya se van a salvar de comer verduras!, no, ese tipo de vitaminas que adquirimos de manera natural no son malas, claro, recuerda que también debes ir variando y combinando los colores para hacer tu dieta balanceada, pero a lo que me refiero es a vitaminarte de más, a través de complementos alimenticios y multivitamínicos.

Miren, las vitaminas se dividen en dos grupos, hidrosolubles: que son capaces de disolverse en agua y las liposolubles: que se disuelven en grasas. 






En el  grupo de las hidrosolubles encontramos a la vitamina “C” y las del complejo “B”, y las que son liposolubles  tenemos a las vitaminas A, E, D y K.

Por cierto, es más fácil padecer hipervitaminosis de estas últimas, ya que al ser poco solubles en agua son también difíciles de eliminar por la orina.

¿Dónde podemos encontrarlas? La vitamina A la obtenemos al ingerir zanahorias, plátanos, espinacas, yema de huevo, frijoles, hígado, queso y mantequilla; el complejo B en carnes, cereales integrales, leche y sus derivados; la vitamina C está presente en casi todas las frutas y verduras, además de atún, leche entera y yema de huevo; la D en aceite de pescado y yema de huevo, básicamente; la E en vegetales de hoja verde y frutas secas, y la K en hortalizas verdes y carnes.

La Hipervitaminosis muchas veces se genera por la obsesión de los papás porque los hijos no andemos desnutridos,  y no dudan en comprarnos las vitaminas que anuncian en la tele o que les recomendó la comadre, olvidando algo importante: que todos los organismos funcionan de manera diferente, y si por decir tu necesitas vitamina A y estás bien en tu consumo de vitamina D y con las pastillas o polvos que tomas te están dando más vitamina D pues de nada te va a servir, por el contrario el exceso de esta vitamina te producirá: trastornos digestivos (vómito o diarrea), así como acumulación de calcio en riñón, hígado, corazón u otros órganos. 



El exceso de: Vitamina B3. Mejor conocida como niacina, puede provocar rubor intenso, lesiones del hígado, trastornos cutáneos, gota, úlceras y alteración en la tolerancia a la lactosa (azúcar de la leche).

 La Vitamina B6. o piridoxina, aunque se llega a recetar en grandes cantidades para atender problemas en tendones o nervios, puede lesionar las terminaciones nerviosas e incluso la médula espinal.
La Vitamina B9. Más conocida como ácido fólico. En dosis 100 veces mayores a la cantidad requerida puede aumentar la frecuencia de las convulsiones en epilépticos y agravar lesiones neuronales en personas con deficiencia de vitamina B12.

Y hablando de la Vitamina C. Su ingesta en grandes cantidades puede ocasionar litiasis (presencia de cálculos o piedras en el interior de los riñones o vías urinarias).

Finalmente, la Vitamina A. Conocida como retinol o betacaroteno. Su consumo excesivo produce descamaciones de la piel, caída del cabello, debilidad, ahogo y vómito.

No olviden que una dieta balanceada por sí misma proporciona todos los nutrientes que necesitamos, y sólo en casos especiales se aconseja el refuerzo de un producto que complemente la dieta.


No conviertan a polvos y cápsulas en su base alimenticia combinándolos con comidas rápidas sin horario fijo, esperando que al consumir altas dosis de su complemento alimenticio cubra sus necesidades. Además recuerden que no es bueno automedicarse así que antes de tomar cualquier decisión respecto a su salud visiten a su doctor y que él sea el que recomiende las vitaminas, basado en un diagnóstico previo.

Les recuerdo  soy su amiga PAM y los espero en la próxima para seguir  Tras la ciencia de la nutrición, porque la ciencia ¡también se come!

Sitios interesantes para saber más:




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